Home / Tecnología en Positivo / Espacio de datos para la transformación digital y cultural en Europa
En Libelium estamos convencidos de que la tecnología no solo se diseña y se instala: se comparte, se conecta y se convierte en motor de transformación para la sociedad.
En la última década, Europa ha dibujado una hoja de ruta ambiciosa: acelerar los espacios de datos que permitan a ciudades, empresas y ciudadanos intercambiar información de forma segura, interoperable y confiable. Lejos de ser una idea abstracta, esta estrategia se ha convertido en una columna vertebral de la transformación digital que ya está impulsando la competitividad europea.
Programas y herramientas como DS4SSCC (Espacios de Datos para Ciudades y Comunidades Inteligentes y Sostenibles, un programa de la UE que promueve la creación de espacios de datos para ciudades y comunidades inteligentes y sostenibles o DOME (el mercado para vender las soluciones empaquetadas que surgen de los distintos espacios de datos) no son proyectos aislados: son la infraestructura común que hace posible que millones de datos se traduzcan en mejores políticas públicas y servicios para los ciudadanos.
El objetivo: garantizar la soberanía del dato, la cooperación entre territorios y la innovación de soluciones tecnológicas alineadas con los valores europeos de transparencia, privacidad y desarrollo sostenible.
¿Cómo lo hace Libelium?
En Libelium entendemos que la tecnología solo cobra sentido cuando genera impacto tangible. Por eso, no nos limitamos a desplegar sensores o plataformas. Vamos un paso más allá: conectamos comunidades, impulsamos ecosistemas digitales y transformamos datos dispersos en información útil para tomar decisiones informadas.
Así, hemos liderado espacios de datos que detectan islas de calor en Cartagena, rutas alternativas más frescas para los peatones en Taranto o mejores estrategias de prevención de inundaciones en Oslo. También contribuimos a gestionar mejor la afluencia de visitantes en distintos entornos de festivales de música y fiestas populares a lugares turísticos o reforzar la ciberseguridad de infraestructuras hídricas críticas.
Cada caso demuestra que un espacio de datos es, ante todo, una herramienta para mejorar la vida de las personas.
Uno de los aprendizajes más valiosos de nuestra experiencia es que la interoperabilidad va mucho más allá de la compatibilidad entre sistemas. Conseguir que dispositivos y plataformas “hablen el mismo idioma” es solo el inicio.
El verdadero desafío es conectar voluntades, alinear intereses y establecer reglas de juego comunes entre departamentos municipales, gobiernos regionales, centros de investigación y empresas.
La interoperabilidad se convierte así en una negociación constante: técnica, semántica, organizativa y, por supuesto, política. Nuestra labor como integrador y socio estratégico es actuar como el pegamento que facilita esa conversación permanente y asegura que todos los actores puedan extraer valor de los datos compartidos.
Muchos espacios de datos comienzan como proyectos piloto financiados por fondos europeos o nacionales. Sin embargo, el verdadero éxito llega cuando estas iniciativas se transforman en servicios públicos duraderos e ideas de negocio rentables, integrados en la operativa diaria de una ciudad.
Para pasar de piloto a infraestructura hay que demostrar valor tangible (ahorro, eficiencia, mejora de servicios), establecer modelos de gobernanza estables y prever desde el inicio cómo se financiarán su mantenimiento y evolución.
Aquí es donde los modelos de gobernanza público-privada o los marketplaces como DOME pueden marcar la diferencia. Imagina una Amazon para la compraventa de soluciones cloud, edge e IA. Eso es DOME, el primer marketplace federado que facilita la contratación de servicios tecnológicos validados por la UE.
Uno de los puntos más reveladores que hemos observado es que, a menudo, la barrera principal no es técnica, sino cultural. Implementar un espacio de datos exige algo más que desplegar sensores o configurar dashboards: implica cambiar la forma en que los equipos municipales trabajan, colaboran y toman decisiones.
Y sobre todo, cambiar el enfoque del emprendimiento entendiendo que el nuevo model de negocio nacerá de un entorno de colaboración y co-creación donde la confianza y los datos son el lenguaje común.
Esto supone fomentar una mentalidad de apertura, donde compartir datos ya no se percibe como una amenaza, sino como una oportunidad para generar valor público y responder mejor a las necesidades de la ciudadanía y la economía.
Desde Libelium demostramos cada día que es posible pasar de la teoría a la prácticacombinando innovación tecnológica con acompañamiento estratégico, experiencia local y una visión clara de sostenibilidad y progreso global.
La era de los servicios públicos inteligentes ya ha comenzado, y en Libelium estamos orgullosos de estar en el corazón de esta transformación.
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