Tres enfoques tecnológicos para combatir las islas de calor
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La ciudad no se detiene, pero cada vez va más lento. La gente va y viene a trabajar. Apuran la sombra de un árbol mientras esperan el autobús o entran a la boca del metro como quien entra a un refugio nuclear. Los repartidores se afanan por terminar la ruta antes de que el calor extremo arrecie. Las vecinas se miran unas a otras cuando se cruzan por la calle. Una gota de sudor les resbala por la sien. “Parece que hoy hace más calor”, se dicen en el ascensor, en la espera del semáforo, en la tienda del barrio. Los turistas buscan la sombra, se abanican con lo que pueden, se les derrite el helado en las manos.
Bienvenidos a una isla de calor.
El impacto real de una isla de calor
Este fenómeno cada vez más frecuente en entornos urbanos se origina por la combinación del calor del verano aumentado exponencialmente por el asfalto de las calles, el cemento de los edificios y los motores de los vehículos. Las altas temperaturas aumentan la evapotranspiración de la cubierta vegetal de las ciudades, incapaz de absorber y refrescar un poco el ambiente. Este peligroso cóctel aumenta la radiación solar y la temperatura durante el día, pero también durante las horas nocturnas de descanso.
Por supuesto, la demanda de energía para refrigerar los interiores de bares y centros comerciales, los únicos refugios climáticos que le quedan al ciudadano y turista, entra en este círculo vicioso y genera todavía más contaminación.
El ritmo de la ciudad se rompe, fluyendo cada vez más lento, más torpe, más viscoso y perezoso. Más ineficiente.Según Allianz Tradeun día de calor extremo, superior a los 32 grados Celsius equivale a medio día de huelga. En España, se han regulado las condiciones de trabajo y ya no se permite realizar trabajos en exterior durante las horas centrales del día. Las islas de calor deterioran la calidad ambiental y social de las ciudades.
Pero las cifras más duras llegan cuando hablamos de vidas humanas. En el verano de 2023, España registró más de 4.000 muertes atribuibles al calor extremo, y en toda Europa se superaron las 60.000 víctimas según datos del European Environment Agency.
Nuevos enfoques para reducir las islas de calor
En este contexto, ¿puede la tecnología proponer una solución sin generar problemas nuevos?
Sí, aunque seguramente no como crees.
Cuidado eficiente de zonas verdes con IoT
Las zonas verdes no solo ofrecen un respiro visual, recetado por los médicos,y un espacio de recreación para los ciudadanos, sino que también contribuyen a mitigar el efecto islas de calor.Las plantas, a través del proceso de fotosíntesis, absorben dióxido de carbono (CO2) y liberan oxígeno. Al hacerlo, actúan como sumideros de carbono, reduciendo la cantidad de CO2 en la atmósfera. Sin embargo, nos encontramos con muchas ciudades que están talando árboles debido al peligro que suponen sus ramas secas y a los costes de mantenimiento.
Ojalá hubiera una manera de saber cada cuánto se debe regar un árbol o una zona verde sin que suponga un desperdicio de agua…
Las ciudades ya no pueden permitirse el lujo de regar por rutina ni de talar por miedo. Cada gota de agua cuenta. Cada metro cuadrado de verde es una esponja contra el calor. Pero gestionar un parque urbano es como afinar una orquesta: necesitas saber cuándo intervenir, dónde hace falta, qué instrumento (o árbol) está desafinado.
Libelium One es una solución todo en uno que permite una gestión eficiente del agua y la tierra, monitorizando en tiempo real zonas verdes y optimizando su mantenimiento.Con Libelium One, los gestores públicos pueden tener un control más preciso sobre la calidad del agua de riego, la salud de las plantas y otros factores, reduciendo costes y promoviendo la creación y conservación de la infraestructura verde urbana.
Normalmente, no se trata de regar más. Se trata de regar justo cuando hace falta. A veces, no se trata de plantar más, sino de cuidar mejor lo que ya tenemos.
Espacios de datos para la próxima solución inteligente
La sombra de un árbol no se improvisa. Hoy en día, con la crisis climática que tenemos encima, los datos nos ayudan a acelerar el cambio, y a hacerlo con más sentido.
Beat The Heat es un espacio de datos que lidera Libeliumcon el objetivo de disminuir las islas de calor. Este proyecto europeo integrará diversas fuentes de datos como pronósticos meteorológicos, datos satelitales, sensores IoT, mapas urbanos y hasta un catálogo de árboles en un ecosistema de datos compartido.Durante décadas, la información en las ciudades ha sido como el agua en una presa: acumulada, contenida, desaprovechada. Sabíamos mucho, pero compartíamos poco. Y así, los datos se convertían en archivos olvidados. Exceles sin uso. Oportunidades perdidas.
Hoy los datos ya no se guardan: se comparten, se cruzan, se reutilizan.
BeatTheHeat no crea datos nuevos. Los encuentra. Los conecta. Y, sobre todo, los interpreta. Integra información meteorológica, satelital, sensórica y cartográfica en una única estructura colaborativaComo si todas las capas invisibles de la ciudad (el clima, la sombra, la humedad, el asfalto, la salud) se dieran la mano para encontrar una solución que siempre ha estado ahí, pero que no podíamos verla hasta ahora.
¿Qué soluciones pueden salir de este espacio de datos?
- Planificar zonas verdes donde de verdad se necesitan.
- Crear mapas de sombra que indiquen la mejor ruta a pie en un día de 42 °C.
- Activar sistemas de alerta para grupos de riesgo por calor.
- Rediseñar el espacio urbano con criterios de confort térmico.
O innovar soluciones que aún no imaginamos.
Reducir el CO2 con gemelos digitales
Vamos un paso más allá con los gemelos digitales.
Un gemelo digital permite tener una simulación digital de un entorno real. Esto puede ir desde un edificio hasta la calidad del aire de la ciudad.
Es lo que hicimos por ejemplo, en Cartagena. El ayuntamiento usó envair360 para diseñar su Zona de Bajas Emisiones Siendo tan controvertidas como son las ZBE querían asegurarse que disponían de toda la información posible para hacerla bien. Libelium les ayudó a diseñar su gemelo digital de la calidad el aire de su ciudad: el mapeo de los parámetros contaminantes, la dirección y velocidad del viento en las calles, la temperatura y humedad que es un agravante en estos casos, etc.
Los datos se combinaron con modelados algorítmicos para que los gestores pudieran “jugar” simulando escenarios de contaminación urbana y prever episodios críticos.
Así, cuando supieron qué medidas eran las más efectivas, pudieron tomarlas “con los datos en la mano” que les refrendaba esa decisión.
Ahora el ayuntamiento de Cartagena está solicitando una subvención para poder diseñar una supermanzana que le ayude a reducir la contaminación así como las islas de calor de su ciudad, de nuevo, “con los datos en la mano”.
Tecnología: ¿Héroe o villano?
Sin embargo, ninguna tecnología es milagrosa sin voluntad política. Los datos existen, las herramientas también. Y si no existen, ahora se pueden crear más rápidamente con los espacios de datos.
Lo que hace falta son decisiones valientes.
Las administraciones que apuesten por la datocraciatomando acciones basadas en datos donde los datos guían la acción, no solo optimizan procesos: reinventan la forma de gobernar. En lugar de reaccionar, anticipan. En lugar de parchear, transforman.
Cuando el dato se convierte en brújula, todo se vuelve posible: desde reducir el estrés térmico urbano protegiendo la salud de los ciudadanos, hasta revitalizar economías locales dormidas con decisiones que tienen impacto real. Porque cuando encuentras una solución basada en datos, la innovación deja de ser una promesa para convertirse en una práctica diaria.
Behind the Change.
Beyond the Challenge.